Muchas personas nos preguntan en la clínica cuál es la periodicidad adecuada para ir al fisio. No existe una receta mágica, pero sí una premisa con la que no vais a fallar nunca, pero ya os adelanto que es compleja: ESCUCHA A TU CUERPO.
Muchas patologías vienen precisamente porque no seguimos esta premisa. Llevamos una vida laboral muy exigente, una vida personal con sus respectivos vaivenes emocionales y luego tomamos dos posibles vías: no realizamos ejercicio físico porque estamos agotados y ya no tenemos tiempo o hábito, o, todo lo contrario, llueve o truene seguimos nuestro plan de entrenamiento establecido.
Tengo que deciros que ninguno de los dos extremos es lo adecuado. El cuerpo no es una máquina. Es cierto que es mejor que muchas de ellas, pero responde a una gran variedad de estímulos que hemos de tener en cuenta: trabajo, estrés, clima, actividad deportiva (competiciones, momento de la temporada), situación personal, alimentación, sueño, etc. Por ello, se vuelve fundamental escuchar a nuestro cuerpo, porque habitualmente lo que hacemos con él es establecer una relación unidireccional: pedirle mucho y escucharle poco.
Muchos de vosotros venís a consulta por una rigidez en el cuello que os impide el movimiento, y según vamos hablando me contáis que ya llevabais días con pesadez de cuello, con dolor de espalda, dolor de cabeza. ¿Sabéis que es toda esa sintomatología? Señales que os estaba dando el cuerpo, y al no ser escuchado, ha tenido que bloquear las estructuras afectadas para que la lesión no fuera a más. ¿Queréis más ejemplos de señales por si os sentís identificados con algunas? Allá van:
- Estoy con mucha carga de entrenamientos, noto las piernas pesadas, pero ya se pasará. Hoy, que me toca series, salgo y en la primera… ¡pum! Siento una pedrada en el gemelo. ¿Sabes qué ha pasado? El cuerpo te ha ido avisando de exceso de carga y de tensión en tu tríceps sural. En un movimiento rápido y muy intenso, no ha podido más y se ha producido una rotura de fibras.
- Tengo tanto trabajo frente al ordenador que siento mucha tensión en mi musculatura de cuello y espalda, pero hay que presentar impuestos y no puedo descansar. Al día siguiente, me despierto con las manos dormidas y me asusto mucho. ¿Sabes qué ha pasado? Posible compresión del plexo braquial por la musculatura con exceso de tono favorecido por la posición mantenida en el ámbito laboral.
Por ello, es importante saber:
- Tener dolor no es bueno. Tener dolor no es saludable. No normalicemos el dolor. El dolor es el lenguaje que usa nuestro cuerpo para comunicarse con nosotros. ESCÚCHALO, y consulta a profesionales sanitarios.
- Si tienes una patología que afecta a tu sistema músculo-esquelético, valora tu día a día y ahora sí, acude a tu fisioterapeuta al inicio de forma periódica para que con pautas adecuadas de higiene postural, terapia manual y ejercicio esa periodicidad sea cada vez más extensa en el tiempo y logres la independencia.
- Si tienes un trabajo muy exigente para tu sistema músculo-esquelético o eres deportista profesional, adelántate a picos de mayor estrés y acude a tu fisioterapeuta.