Esta reflexión es muy habitual en consulta. Pacientes que me preguntan si el pádel es bueno o no. Un deporte nunca es malo en sí mismo, siempre es mi respuesta. Y ésta continúa: – Si tú no sabes nadar y sin la técnica adecuada cada día te pones tu bañador y te pones a nadar, es muy probable que te hagas daño, ¿verdad?
Pues ésa es la base de cualquier razonamiento sobre el deporte. El deporte siempre es bueno. Son múltiples los beneficios físicos, sociales y emocionales que provoca. Es el mejor medicamento para muchas patologías: hipertensiones, cardiopatías, problemas articulares, musculares, emocionales, diabetes, obesidad, etc.
Y, entonces: ¿por qué hay tanta incidencia lesional en el pádel? Para aquellos que habéis probado ya el 20×10 y estáis familiarizados con el pádel, os dejo unos cuantos conceptos, a ver si os suenan:
- «Chicos, yo vengo corriendo de casa y no me hace falta calentar mucho, ¿eh?»
- «Por mí, 4 botes y empezamos.»
- Probar el pádel, te gusta tanto y ya casi de inmediato quieres jugar uno o más partidos cada día, porque todos conocemos aquellos que viven en los clubes de pádel.
- Jugar con personas que no se adecúan a tu nivel.
- No tener la forma física adecuada para cumplir con las exigencias físicas del pádel.
- Nada más comenzar el partido, te hacen una dejada y quieres comerte la red.
Todos esos puntos anteriores son muy habituales en jugadores de pádel amateurs, que son los que aumentan las posibilidad de lesión:
- Mal o inexistente calentamiento en un deporte explosivo donde es vital comenzar con todo el sistema musculoesquelético al 100%.
- No comenzar la práctica deportiva en orden creciente de intensidad.
- No jugar partidas de nivel adecuado.
- No contar con la forma física necesaria para cubrir de forma satisfactoria las necesidades del pádel: deporte explosivo en una superficie deslizante, donde además también hay que contar con una base de resistencia adecuada.
- Sobrecargar estructuras que no están preparadas (codos, rodillas, tobillos, musculatura del tren inferior) acumulando muchos partidos en poco tiempo.
Y así, cumpliendo uno o varios de los puntos anteriores, conseguimos lesionarnos jugando al pádel. En otra entrada analizaremos las lesiones más frecuentes del pádel, pero hoy quería enfatizar en otra idea: para mí, el pádel es un deporte maravilloso porque consigue lo que otros quizá no, y es que no necesitas tener un nivel de pericia muy alto, ni dominar el pádel para jugar. Basta con que te rodees de 3 compañeros que tengan un nivel similar y que sepáis pasar la bola por encima de la red. No hace falta saber usar las paredes, controlar los efectos, sacar la bola de la pista por tres, por cuatro, traerla a tu campo… solo con lo básico, puedes disfrutar mucho, hacer deporte y nutrirte de todos sus beneficios físicos, emocionales y sociales. Pero, eso sí, antes de embarcarte en esta maravillosa aventura llamada pádel, asegúrate de contar con una base física suficiente para hacer frente a las exigencias que este deporte te marca, porque si no, serás uno más de los muñecos de ortopedia (con coderas, fajas lumbares, rodilleras, tobilleras, etc.) que decoran de forma habitual las pistas de pádel de todo el país.
Alejandra Manzano Rivera.
Fisioterapeuta col. nº692.
Licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.