En consulta, repetimos como un mantra, porque así lo creemos, que una lesión no solo afecta a la parte física de una persona, si no también a la esfera mental y a la esfera emocional. No somos piezas de un puzle, querido lector, si no que somos un todo homogéneo que busca el equilibrio de forma permanente.
Te habrás dado cuenta de que ante una lesión también se ve afectado tu estado de ánimo, o ante un dolor prolongado (meses de duración) tu estado de ánimo, tu esfera social, tu ritmo de sueño y tu nivel de ansiedad. Todo esto es fruto de la relación indisoluble de todas nuestras esferas.
Entonces, ¿cómo actúa la fisioterapia para ayudar en las otras esferas?
En primer lugar, por las técnicas utilizadas. La terapia manual es confort. La terapia manual es bienestar. Y, de forma inmediata, la terapia manual es una medicina contra los niveles altos de cortisol (hormona del estrés) que acumulamos en nuestro organismo cuando estamos lesionados.
En segundo lugar, el ejercicio físico o ejercicio terapéutico. Ambos son imprescindibles. Son una bombona de oxígeno y de generación de endorfinas, de dopamina y de serotonina. En un primer momento este cambio hormonal hace que podamos ver la situación de otro color, que tengamos más energía positiva para revertir la situación, y esta batería se va cargando de más energía positiva cuando vamos sintiendo menos dolor y vamos recuperándonos de la lesión.
Esto es muy importante porque en lesiones de larga duración los niveles de cortisol son muy elevados, y se genera un círculo vicioso donde estos niveles desarrollan más sensación de dolor, y a mayor sensación de dolor más estrés, y más cortisol, y así de forma exponencial.
Y, en tercer lugar, queremos hablaros de que una lesión física no siempre tiene su origen en una causa física, o al menos no solo en ella. En casi todas las lesiones el componente de estrés o ansiedad que acumulaba el paciente son determinantes para desequilibrar la balanza y lesionarnos. Por ello tenemos más lesiones musculares en picos altos de trabajo, o al final de temporada, o en momentos importantes. Además, en todo tratamiento de fisioterapia donde haya sospecha de un aumento de estrés o ansiedad en el paciente, es imprescindible el tratamiento del diafragma (músculo emocional por excelencia) y trabajo de dinámicas respiratorias.
Cuando todo el equilibrio se reestablece y nos recuperamos de la lesión los niveles de estrés y ansiedad disminuyen, vuelve el buen humor (para quien lo tuviera), mejora la calidad del sueño y recuperamos una rutina alimentaria más saludable. Y ése camino es el que no debemos dejar para mantener a raya al cortisol, siempre acechante, pero contra el que tenemos armas para defendernos. Solo hace falta que las conozcamos. Como dice la canción, «todos los días sale el sol, chipirón.»
ALEJANDRA MANZANO RIVERA
Fisioterapeuta En Movimiento.