Llega el verano, y con él, aumenta nuestro tiempo de actividad: intentamos estar el máximo tiempo posible de aquí para allá, andando o haciendo deporte. Sin embargo, a más movimiento, mayor probabilidad hay de sufrir lesiones. Y si bien esto es algo común a todo el año, en verano aumentan aún más si cabe estas posibilidades, pues existen ciertos factores que afectan en gran medida a ello; como por ejemplo que en verano podamos frecuentar con más regularidad terrenos inestables con el objetivo de realizar deportes de riesgo o el uso continuado de chanclas o andar descalzo, que nos pueden llevar a sufrir lesiones. Pero, ¿cuáles son las lesiones más comunes en verano?
- Los esguinces: la lesión estrella del verano es, sin duda, el esguince. Estos se producen en los ligamentos, unas estructuras que unen y protegen las articulaciones (como puedan ser los tobillos o las rodillas, que son las más propensas por lo general a recibir este tipo de lesiones). Los esguinces se dan si estos ligamentos se estiran de forma muy brusca o si estas articulaciones quedan en una posición antinatural, factores cuyo riesgo se ve aumentado en verano si caminamos en terrenos irregulares o si se usa un calzado inadecuado, además de los archiconocidos resbalones en la piscina. Para evitarlos, ¡ten cuidado por donde andas!
- La fascitis plantar: esta lesión tiene lugar en la llamada “planta” del pie, y es una molestia que comienza cuando nos levantamos y que va disminuyendo conforme nos movemos, aunque cuanto mayor es el esfuerzo de la actividad que realicemos, peor será el dolor. ¿Y por qué en verano aumenta este tipo de lesión? Pues gracias a nuestras compañeras durante la época estival: las chanclas. La estructura de la chancla nos lleva a agarrar con los dedos para sentir esa fijación propia de las zapatillas, y esto puede desembocar en una fascitis plantar que nos haga el verano mucho menos divertido.
- El dolor en las cervicales: la lesión cervical se observa cuando existe una tensión muscular en el cuello o se ve cierta rigidez a la hora de efectuar ciertos movimientos articulares. Estas lesiones cervicales se pueden ver agravadas en verano, a causa de coger una mala postura cuando estamos tendidos en la toalla en la playa o la piscina, la carga de mochilas en actividades de senderismo o en las atracciones de las ferias y parques de entretenimiento. Para no sufrir de estas, intenta tomar una buena postura y pon atención en la salud de tu cuello.
- El dolor de espalda: aunque pueda parecer ilógico que en la estación más relajada del año podamos tener este daño, el dolor de espalda no descansa ni en verano. De hecho, en esta época lo percibimos antes, pues nuestro nivel de estrés baja y podemos pararnos a estudiarlo. Este dolor de espalda puede verse agudizado en los viajes largos o cuando dormimos, todo a causa de una mala postura; o también debido al uso del aire acondicionado, que provoca una contracción involuntaria del músculo cuando la temperatura de este baja, llegando a estas contracturas tan molestas.
Todas estas lesiones, sumado a otras molestias menores como rozaduras o calambres, que se ven influenciadas por la humedad, la fricción o el calor propios del verano, se vuelven más recurrentes en la época estival y es recomendable tener cuidado con ellas, o de lo contrario nuestro verano, para el que hemos esperado el resto del año, quede arruinado y no podamos disfrutar de él al máximo.