Como dice el título. Así de simple. No faltan palabras. Porque puede que alguien esté pensando que se me olvidó escribir «neurológico». Y no. No está porque no es necesario. Y de eso voy a hablaros hoy. Llevo tiempo dándole vueltas a encontrar algún tema interesante y hoy ha fluido este, cuando pensaba escribir sobre otro.
Cuando una persona sufre un ACV (accidente cerebrovascular) se graba a fuego que es una persona neurológica. En su entorno todos asumen que conviven con un paciente neurológico. En Sanidad se trata de un paciente neurológico. Sí, y no. Claro que es un paciente neurológico, pero esa es solo una característica suya. Es «Fulanito Pérez», o «Pepita Jiménez». Es costurera. Es contable. Es farmaceútica. Es padre. Es madre. Es aficionado a la repostería. Es tenista amateur. Es mil cosas. También tiene una patología neurológica. Pero ver sus otras características nos ayuda a dimensionar y a darle el espacio que se merece cada pieza del puzzle que conforma una persona.
Y, ahora, vamos con la fijación de objetivos. Expectativa vs realidad. En un paciente tras ACV. En un paciente tras esguince de tobillo. En un paciente tras operación de rodilla. En un paciente con hernia discal. Según el momento de aceptación de la situación en la que se encuentren y de su personalidad, nos podemos encontrar casos en el que la frustración todo lo nubla y no se ven capaces de realizar nada, y otros casos en los que la autoexigencia, el querer volver a donde estaban antes de su lesión/enfermedad hace que se desvirtúe lo que ven sus ojos. Los primeros pacientes llegan a consulta apáticos y sin querer participar demasiado en su proceso de rehabilitación, porque ellos están en otro, en el de aceptación de lo que les ha pasado. Y los segundos pacientes son aquellos que llegan sin poder casi caminar por una hernia discal, por ejemplo, y ya te preguntan cuándo pueden volver a competir. Son los que cuando les propones que la única forma de rehabilitar es paso a paso les come la ansiedad. Pero también son los más agradecidos cuando van pasando las sesiones y van sintiendo cómo construimos un movimiento saludable, cómo se reparan sus estructuras de la lesión y el dolor y la disfunción desaparece.
En el caso de «El Ilustre caballero» se corresponde más con el segundo caso. Llegó al centro En Movimiento cuando ya había recorrido bastante camino, aunque su personalidad ha ido marcando todos los procesos de aceptación y superación de la situación. En un primer momento, tenía marcados unos medios para alcanzar sus objetivos no demasiado personalizados, y había que cambiarlos. Costó, porque él no contemplaba dejar de ir a su clase de spinning, o dejar de hacer según qué ejercicios de TRX. Podía hacerlos, los ejecutaba, pero yo me fijaba en la forma de ejecución y no en el fin, y no era el más adecuado.
Su proceso de rehabilitación ha sido un camino de enseñanza de que no por dar una vuelta para alcanzar un objetivo estás perdiendo el tiempo, sino que estás fijando patrones de movimiento fisiológicos que te van a hacer alcanzar el objetivo de forma saludable. Dejamos atrás las clases de spinning que no le ayudaban para nada en su postura, en su patrón espástico, en su miembro inferior izquierdo, y comenzamos con ejercicios sencillos de movilidad, concienciación corporal, fortalecimiento, estabilidad, propiocepción y reeducación del patrón de la marcha. Yo vine a contarle una película diferente, y aunque al principio le chocó se entregó por completo con un trabajo diario encomiable. ¿Y ahora? Ahora le he dicho que puede retomar una clase de spinning a la semana si quiere porque ya está preparado. ¿Su respuesta? Que ahora prefiere hacer las sesiones que le pauto y no spinning. ¿Sabéis por qué? Porque él es del Madrid y yo del Atleti, y en nuestro sino está el no ponernos de acuerdo en casi nada, menos en su recuperación.
Alejandra Manzano Rivera.
Fisioterapeuta de Centro En Movimiento.